Cómo injertar viña: Técnicas y Consejos

Como sabes, un injerto de dos plantes te permite injertar un trozo de una en la otra. La planta receptora aportará el sistema radicular y llevará el nombre de patrón o portainjerto. La parte donante recibe el nombre de injerto. Esta técnica puede utilizarse en una gran cantidad de plantas, y hoy vamos a ver cómo injertar viña.

En las especies de hoja caduca, como la vid, hay que injertar en invierno o con la vegetación en desarrollo. La forma del injerto más adecuada bien podría ser de un trozo de vara, portante de una o más yemas, que se labra en la parte inferior y se conoce como injerto de púa. Veámoslo con más detalle.

¿Por qué injertar viña?

La mayoría de los métodos de púa no precisan de que el patrón suelte la piel, a excepción de los de corona y algunas púas laterales. Sin embargo, estas opciones se emplean poco en el injerto de la vid.

Otra opción es utilizar una sola yema acompañada de un trocito de madera con la técnica del escudete, también conocida como ojo o burbuja. Según la época y el método empleado, la madera puede conservarse o separarse quedando solamente la piel.

Los injertos en escudete precisan que el patrón permita separar la cáscara de la madera, a excepción del Chip Mallorquín, también conocido como Chip Bud en países anglosajones. Se trata de una variante muy empleada en la viña y otras plantas frutales.

Las razones por las cuales injertar viña son muy numerosas:

Aumenta o disminuye el vigor en relación a lo que le proporcionarían las raíces propias.

Permiten realizar plantaciones con determinadas especies y/o variedades de plantas en suelos con características que dificultan el buen crecimiento de las raíces.

Ofrecen la capacidad de vegetar en suelos contaminados.

El injerto y el patrón pueden ser de la misma especie o de especies diferentes, pero muy próximas. Lo importante es que haya compatibilidad suficiente para permitir que el trasplante pueda ser viable.

¿Cómo injertar viña con diferentes técnicas?

En la vid europea, los injertos supusieron la salvación ante la invasión de un insecto chupador a finales del siglo XIX: la philloxera. Desde entonces, el injerto es una buena opción para que la viña prospere en diferentes terrenos de España, como las viñas gallegas, con terrenos ácidos donde la elección de portainjertos queda más restringida.

Los métodos de injerto invernal en la viña son varios, aunque los más utilizados son los de cuña en cabeza, cuña lateral, los de espejo y el Chip Mallorquín.

Injertar viña con injerto de cuña

Esta técnica para injertar viña es la más extendida en Galicia, tanto que se utiliza también para otras especies frutales. Para conseguir los dos cortes iguales y rectos que deben tener las púas en cuña, las mejores navajas son las que se afilan por una sola cara y se asientan en la otra a modo de “trencha”. En cuanto a la púa, aunque suele llevar una sola yema, en el caso de la viña se suelen dejar dos.

En este método, el patrón se rasga de por medio. Si el patrón es más grueso que la púa, ésta debe colocarse adosada a un lado de la hendedura, nunca en medio y medio, porque la entresaca es donde se sitúa el cámbium, capa generatriz de los nuevos tejidos que van a formar la unión. Si la sección del patrón y la púa coinciden en diámetro, el contacto será más completo ya que habrá coincidencia de cámbiums. En cambio, si el patrón es lo suficientemente grueso se podrán colocar dos púas adosadas a las bandas del boquete para que coincidan los cámbiums.

No es recomendable que insertes púas en patrones de sección más delgada, ya que a veces las secciones de las maderas no son cilíndricas, sino elípticas, para buscar la mejor acomodación para la coincidencia de los cámbiums.

Las fechas más idóneas para realizar estos injertos se encuentran entre finales de marzo e incluso abril.

Injertar viña con Chip Mallorquín

Este injerto es una variante anticipada del escudete, ya que no hace falta esperar como en los otros de ojo a que el patrón dé la cáscara. Al patrón se le da un primer corte en ángulo agudo respecto a su eje longitudinal. Desde unos 1,5 o 2 centímetros más arriba se hace un segundo corte que baja hasta encontrar la base del primero, para realizar un encaje donde se acomodará el escudo.

El chip resultante se incrusta en el encaje del patrón. Si es muy delgado, se acerca a un lado para que el cámbium coincida de ese lado. Si hay que realizar muchos injertos, se recomienda labrar muchos chips y depositarlos en un cubo con agua fresca para injertarlos según se vayan labrando los encajes de los patrones.

Esta técnica suele ejecutarse en invierno o primavera. Se hace aérea y se ata con cinta de plástico para protegerla, y el ojo debe quedar a la vista.



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